martes, 20 de mayo de 2014

LA BOCHORNOSA Y MEDIOCRE CAMPAÑA PRESIDENCIAL


En los últimos días, azuzados por la mediocridad en la que ha degenerado el periodismo criollo convertido en armas de destrucción de honorabilidad y en cajas de resonancia de chismes de peluquería y cocina, la campaña electoral a la presidencia de la república ha llegado al nivel más bajo permitido, carente desde todo punto de vista de la altura y preparación que demanda el cargo en disputa. Enfrentamientos en los que ideologías, opiniones y propuestas brillan por su ausencia, opacadas por los señalamientos personales y hasta familiares producto de averiguaciones malsanas, se convirtieron sin darnos cuenta en los pilares que soportan nuestro debate electoral.

Triste y dolorosa campaña la que vivimos, caracterizada por la ausencia de estadistas e ideologías políticas claras; polarizaciones irreconciliables entre guerra y paz, alimentadas por la codicia electoral; alianzas entre caudillos carentes de coherencia política que carcomen permanentemente los partidos políticos, componente fundamental de una democracia; falta de propuestas reales que propendan por la seducción de un electorado más preocupado por el desenlace de la telenovela de turno que por los destinos del país; y el rescate del baúl del olvido de expresidentes inservibles que en su momento nada hicieron y que ahora fungen como energúmen@s oradores; serán los únicos resultados de una campaña mediática y mediocre, herencia nefasta de esta politiquera generación miope, excitada por la ambición de poder y deslumbrada por la lamboneria de los más renombrados “periodistas”.

Esta situación, que abona cada vez más nuestro tránsito hacia la desinstitucionalización generalizada y una anarquía galopante, acontece ante la aquiescencia irresponsable de los medios de comunicación, manipuladores y parcializados, obnubilados por el amarillismo propio de las desfachateces que suministran permanentemente las jefaturas de prensa de las campañas que les patrocina y que se prostituyen al mejor postor para colmar su insaciable apetito de reconocimiento y lucro.

Flaco favor el que le hacen a la democracia y a la historia del país la prensa escrita y los noticieros de radio y televisión, al mutar su función de informadores a la de chismosos y especuladores (y en muchos casos extorsionistas), tomando partido hacia las candidaturas que más les favorezcan y desdibujando aquellas que de forma responsable presentan propuestas estructurales y no quieren caer en el bochornoso espectáculo matutino de las diatribas personales.


¡¡¡Ni santistas ni uribistas…queremos periodistas¡¡¡

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